A menudo, las preocupaciones nos limitan y nos paralizan, no nos dejan avanzar y nos hacen caer en enfermedades, tanto físicas como mentales.

Estas traumáticas situaciones, de no ser controladas, son muy dañinas para nosotros. Tenemos que aprender a convivir con ellas y neutralizarlas.

En si la “preocupación” debe de ser el paso previo a la “ocupación“, es decir, es un paso fugaz antes de ocuparse en solucionar el problema que nos preocupa.

Nosotros decidimos cuanto tiempo pasamos lamentándonos en ese valle de lagrimas, hasta pasar a ocuparnos de la solución.

* El primer paso para afrontar una situación preocupante es: Vivir solamente el día de hoy, ni el de ayer ni el de mañana.

No podemos sufrir con el pasado o pensar en la desgracia futura, tenemos que centrarnos en el hoy, aceptando y olvidando lo que pasó ayer y no visualizando en negativo el mañana.

* En segundo lugar: Debemos hacer frente a los problemas.

No podemos retrasar el momento de afrontarlo, ya que esa demora es negativa, por la ansiedad que conlleva y el dejarlo para mas adelante, puede empeorar la situación.

Debemos preguntarnos “¿Que es lo peor que puede pasar?” , prepararnos para esa situación (que quizás no sea tan terrible), para poder aceptar lo peor y partiendo de lo peor, tratar de mejorar la situación.

* En último lugar: Recuerda el grandísimo precio que puedes llegar a pagar (con tu vida o con tu salud) por las preocupaciones.

No merece la pena, nunca mejor dicho, empeorar una situación conflictiva con una enfermedad. En la actualidad miles de personas sufren de todo tipo de enfermedades mentales y físicas a causa de no saber afrontar situaciones traumáticas.